La faloplastia es una de las cirugías de afirmación genital más complejas dentro de los procesos de transición masculina. Su objetivo no es solo construir un neofalo funcional, sino también ayudar a las personas trans a vivir con mayor bienestar, coherencia corporal y seguridad. Sin embargo, alrededor de esta cirugía todavía existen dudas, falsas creencias y expectativas poco realistas. En IM GENDER queremos ofrecer una mirada médica, rigurosa y cercana sobre lo que la faloplastia puede ofrecer realmente, y qué aspectos conviene conocer antes de tomar una decisión. Por ello, te ofrecemos esta guía sobre mitos y verdades sobre la faloplastia.
Mito 1: “Siempre podré orinar de pie sin problemas.”
Orinar de pie es uno de los grandes objetivos de quienes se someten a una faloplastia, pero lograrlo con seguridad requiere tiempo y planificación. Las complicaciones uretrales, como las fístulas o la estenosis, son una de las causas más comunes de reintervención tras este tipo de cirugía.
Para evitarlos al máximo, en IM GENDER, la uretroplastia consta de dos fases quirúrgicas, una innovación que ha demostrado reducir de forma significativa este tipo de complicaciones.
En una primera fase se construye el neofalo sin conectar la uretra, permitiendo que los tejidos cicatricen adecuadamente. Meses más tarde, en una segunda intervención, se realiza la conexión definitiva, coincidiendo habitualmente con la colocación de los implantes testiculares.
Este enfoque permite que la uretra esté mejor vascularizada y menos expuesta a la acidez de la orina, reduciendo riesgos de estenosis y fístulas y facilitando una recuperación más segura y cómoda.
Mito 2: “Voy a tener un pene igual que el de un hombre cis.”
La faloplastia puede ofrecer resultados muy naturales desde el punto de vista estético.
De hecho, la Dra. Labanca, cirujana de IM GENDER, señala que algunos hombres trans que han pasado por una faloplastia han acudido a revisiones con urólogos que, a simple vista, no han notado que se tratara de un neofalo. De hecho, se pueden llevar a cabo tratamientos estéticos después de la faloplastia para conseguir una mejor apariencia del neofalo.
Aun así, anatómicamente existen diferencias: el tejido utilizado proviene de otra zona del cuerpo (antebrazo o muslo), la textura es distinta y la erección depende de una prótesis.
El objetivo de la faloplastia no es replicar exactamente la anatomía de un pene cis, sino lograr un resultado funcional, armónico y estéticamente satisfactorio.
Mito 3: “Es una cirugía con resultados malos y la mayoría se arrepiente.”
Nada más lejos de la realidad. Aunque es una cirugía compleja y con posibles complicaciones, los estudios y la experiencia clínica demuestran altos niveles de satisfacción. La mayoría de los hombres trans operados aseguran que, a pesar de haber pasado por revisiones o procesos largos, volverían a operarse sin dudarlo.
Más allá del resultado estético, que es muy bueno, lo que prevalece es la mejora en su bienestar emocional, la autoestima y la sensación de plenitud al sentirse en un cuerpo más coherente con su identidad. Sin embargo, se debe destacar que no todos los hombres trans desean pasar por una faloplastia o por una cirugía, cada tránsito es único e intransferible.
Mito 4: “Si tengo complicaciones, la cirugía ha fracasado.”
Las complicaciones forman parte del proceso reconstructivo y no deben interpretarse como un fracaso. Una fístula, una cicatriz visible o la necesidad de una pequeña revisión son situaciones frecuentes incluso en centros muy especializados como IM GENDER.
El verdadero éxito radica en contar con un equipo experimentado, capaz de resolverlas y acompañar al paciente durante todo el proceso. La cirugía de afirmación genital es un recorrido, no un evento puntual. Es importante que te informes bien y resuelvas todas tus dudas sobre la faloplastia.
Mito 5: “Es solo una operación y ya está todo hecho.”
La faloplastia suele desarrollarse en varias fases: creación del neofalo, alargamiento uretral, escrotoplastia, implantes testiculares y, más adelante, la posible colocación de una prótesis peneana. Cada una requiere su tiempo de recuperación, controles y cuidados.
Por eso, más que hablar de una “única operación”, es más realista pensar en un proceso quirúrgico en etapas que culmina con un resultado integral.
Mito 6: “Perderé toda la sensibilidad erógena.”
La sensibilidad erógena no se pierde, porque el clítoris se mantiene y se reposiciona estratégicamente durante la cirugía, preservando sus terminaciones nerviosas. La forma de sentir el placer cambia, pero tener relaciones sexuales con plenitud después de la faloplastia es posible.
Con el paso del tiempo, el cerebro integra el neofalo como parte del propio cuerpo, y se desarrolla una nueva sensibilidad táctil que puede ampliar la vivencia sexual. Cada paciente necesita su tiempo de adaptación, acompañamiento y autoconocimiento para reconectar con el placer.
Mito 7: “Sin prótesis peneana no tendré vida sexual satisfactoria.”
No todas las personas desean o necesitan una prótesis interna para tener una vida sexual plena.
Existen prótesis externas de alta calidad que permiten la penetración y ofrecen buenos resultados funcionales y estéticos.
La prótesis peneana interna puede proporcionar una erección más firme, pero se debe valorar cada caso. Existen también otras opciones para lograr la erección después de la faloplastia. La decisión debe tomarse en función de los deseos personales, las expectativas y el estilo de vida de cada persona.
Mito 8: “La faloplastia siempre es mejor que la metaidoplastia.”
No existe una técnica universalmente “mejor”. La metoidoplastia y la faloplastia son dos caminos distintos hacia el mismo objetivo: la afirmación corporal.
La metaidoplastia conserva la erección espontánea del clítoris, ofrece una recuperación más corta y suele tener menos complicaciones uretrales. La faloplastia permite mayor longitud, micción de pie y, si se desea, penetración con prótesis.
Cada técnica responde a necesidades y prioridades diferentes, y en IM GENDER ayudamos a cada paciente a valorar cuál se adapta mejor a sus expectativas.
Mito 9: “La faloplastia es imprescindible para ser ‘verdaderamente’ hombre.”
La identidad de género no depende de la anatomía. Hay hombres trans que eligen hormonarse y/o operarse y otros que no lo necesitan para sentirse completos. Ambas decisiones son igual de válidas.
La masculinidad se construye desde la vivencia, la expresión y la autenticidad. La faloplastia puede ser una herramienta poderosa, pero no define la validez ni la identidad de una persona.
Mito 10: “Es imprescindible hormonarse para tener buenos resultados.”
El tratamiento hormonal en hombres trans puede influir en la textura de la piel, la masa muscular o la cicatrización, pero no es un requisito absoluto para obtener buenos resultados quirúrgicos.
En IM GENDER valoramos cada caso individualmente, considerando el momento vital, las condiciones médicas y las necesidades de cada paciente. Lo importante es que la decisión de hormonarse, al igual que la de operarse, sea libre, informada y acompañada.
¿Tienes dudas sobre la faloplastia?
La faloplastia es una cirugía que transforma cuerpos, pero también emociones y vidas.
Cada persona vive su proceso de manera única, con tiempos, motivaciones y objetivos diferentes.
En IM GENDER creemos en la información honesta, el acompañamiento integral y el respeto absoluto a cada historia personal. Nuestro compromiso es ofrecer cirugías más seguras, humanas y adaptadas a las necesidades reales de las personas trans.
Si estás valorando una cirugía de afirmación genital como la faloplastia, podemos acompañarte con información personalizada y un enfoque integral en todas las etapas.




