En IM GENDER entendemos la cirugía de afirmación de género no sólo como un procedimiento quirúrgico, sino como un campo en constante evolución. Nuestro equipo médico y sanitario se sitúa a la vanguardia de la investigación internacional y trabaja de forma permanente en el desarrollo de protocolos y herramientas que permitan ofrecer la mejor técnica para cada persona. Por eso participa activamente en congresos internacionales —como el EPATH o los organizados por la WPATH— compartiendo avances y aprendiendo de la experiencia global para mejorar cada día. En este ámbito, la Dra. Trinidad Labanca presentó en el congreso 6th EPATH Conference (Hamburgo, Alemania; 4-6 septiembre de 2025) el trabajo “Detailed Algorithm for Selecting the Optimal Surgical Technique for Vaginoplasty based on anatomic measures and patient’s choice”, firmado por ella y el Dr. Ivan Mañero.

Este es el resultado de un trabajo desarrollado por el equipo de IM GENDER para ayudar a decidir la mejor técnica de vaginoplastia en cada caso, de forma que se consigan unos resultados óptimos en funcionalidad, estética, sensibilidad y profundidad vaginal.

¿Cómo se escoge la mejor técnica de vaginoplastia?

¿Qué mide el algorimo?

Para establecer una base objetiva sobre la técnica de vaginoplastia trans a escoger, en el quirófano se toman una serie de medidas anatómicas que permiten estimar cuánta piel genital disponible hay, la distancia que debe cubrirse para lograr una neovagina de longitud adecuada y qué técnica quirúrgica será más segura y eficaz según esas dimensiones. ¿Qué se mide exactamente?

    • La longitud de piel peneana en máxima extensión (antes de desmontar el cuerpo del pene de su piel).
    • La distancia entre pubis y meato uretral.
    • La distancia entre meato uretral y cuerpo perineal.
    • La distancia entre cuerpo perineal y fosa recto-vaginal.

¿Cómo funciona la elección de la técnica de vaginoplastia?

Una vez el equipo médico dispone de esas medidas, se calcula un ratio entre las distancias de “espacio que debe cubrirse” y la longitud de piel peneana disponible. A partir de ese ratio, junto a otros factores anatómicos como la elasticidad de la piel, el volumen genital, si hay uso previo de bloqueadores de pubertad o cicatrices (por ejemplo por circuncisión), se decide si la técnica más indicada será:

    • Inversión peneana: si la piel peneana es suficiente para cubrir la distancia creada entre pubis y la fosa vaginal, se puede lograr buena profundidad sin necesidad de técnicas más invasivas.
    • Colovaginoplastia (uso de intestino, generalmente sigmoides): cuando no hay suficiente piel genital o la anatomía sugiere que lograr una profundidad adecuada con inversión puede no ser suficiente o ser arriesgado para conseguir un buen resultado.
    • Técnica peritoneal: cuando la piel del pene no es suficiente, el peritoneo tiene propiedades interesantes, y se considera en casos específicos en que la anatomía lo permite y la paciente lo prefiere.

Otros aspectos que se valoran en la elección de la técnica

El algoritmo no solo valora los números. También se consideran otros factores importantes como:

    • Las preferencias de la paciente. Por ejemplo, algunas desean tener relaciones sexuales con penetración, mientras que otras no, algunas priorizan rapidez de recuperación, o menor morbilidad.
    • El estado general de salud también es un factor importante a tener en cuenta: comorbilidades, capacidad para cirugía mayor, recuperación.
    • El historial hormonal: con cuánto tiempo de terapia hormonal se cuenta, uso de bloqueadores de pubertad, etc.
    • La calidad de la piel genital y elasticidad, presencia de cicatrices.

Ventajas de un enfoque personalizado en la vaginoplastia

Pero ¿cómo contribuye este algoritmo al enfoque médico a la hora de escoger la técnica de vaginoplastia más adecuada en cada caso? Este algoritmo aporta varias mejoras, entre las que podemos destacar:

    1. Decisión compartida y realista
      Al tener medidas objetivas y mostrarlas a la paciente, se puede explicar qué profundidad se puede esperar con cada técnica, qué riesgos hay, qué compromisos (por ejemplo, dilataciones, recuperación, posibles complicaciones), y adaptar la vaginoplastia a lo que la persona desea, no solo a lo que es técnicamente posible.
    2. Optimización del uso de tejidos disponibles
      Las decisiones como la longitud de piel peneana, elasticidad y otras distancias anatómicas aseguran que si hay suficiente tejido genital, no se recurra innecesariamente al intestino u otras técnicas más invasivas. Esto puede permitir acortar tiempos de cirugía, reducir complicaciones y mejorar la recuperación.
    3. Mejor resultado funcional, estético y de satisfacción
      Con esta metodología se favorece que la profundidad vaginal sea suficiente para los objetivos personales de cada mujer, que la neovagina tenga buen aspecto estético, que haya mejor sensibilidad, así como menos necesidad de correcciones posteriores.
    4. Expectativas más realistas para la paciente
      Cuando la paciente entiende las variables – lo que su cuerpo permite, lo que la técnica puede lograr -, tiene expectativas más realistas, menos frustraciones y mayor satisfacción emocional. Todo esto en su conjunto, contribuye a su bienestar.

Este algoritmo refuerza la idea de que no existe una “técnica ideal” para todos, sino que la elección de cada abordaje debe ser personalizada y adaptarse a las características y los deseos de cada mujer trans que valora la vaginoplastia como parte de su tránsito.

¿Qué implica esto para la mujer trans que desea una vaginoplastia?

Este algoritmo da más herramientas para escoger a las mujeres trans que desean una vaginoplastia. Porque no deben conformarse con un equipo que les ofrece una sola técnica bajo el pretexto de “solo hacemos la mejor técnica” o “esta es la técnica que hacemos”, ya que los estudios demuestran que son las características personales de cada mujer lo que indica cuál es la mejor técnica en su caso. Por ello se debe preguntar y conocer por qué nos recomiendan esta técnica de vaginoplastia, y no otra.

También debe entender que no por ser una técnica más novedosa o “exótica” será mejor para nosotras, cada técnica es una opción real para un caso concreto. Pero sobre todo, tener en cuenta que un buen resultado no depende solo de la cirugía, sino del acompañamiento clínico antes, durante y después, y del compromiso mutuo paciente-equipo. La mujer trans debe participar en la elección de la técnica de su vaginoplastia para que sea la mejor opción para ella.

Técnica personalizada

El algoritmo presentado por la Dra. Labanca en Hamburg resume muy bien la filosofía de IM GENDER: cada mujer trans merece una cirugía diseñada para ella. Basándose en medidas anatómicas intraoperatorias, en su cuerpo, sus tejidos, sus preferencias, sus objetivos, su estilo de vida, etc.. De esta forma, se logra un resultado realista y esperado en profundidad, funcionalidad, estética. Además, de una satisfacción emocional tras la cirugía.

Si estás evaluando una vaginoplastia y quieres saber qué técnica podría ser la más adecuada para ti,
en IM GENDER te ofrecemos una valoración personalizada.