Cuando una persona trans busca información para iniciar su transición, para documentarse sobre los diferentes tratamientos o la cirugía de género, lo más habitual es recurrir a internet. La gran cantidad de foros, redes sociales, webs, blogs y experiencias personales compartidas pueden convertirse en una gran fuente de apoyo. Sin embargo, no toda la información es válida y veraz, por lo que pueden fomentar falsas creencias. Estas ideas, repetidas una y otra vez, pueden generar confusión, expectativas poco realistas o incluso miedo a dar el paso. Por ello, en este artículo repasamos algunos de los mitos más frecuentes sobre las cirugías de afirmación de género, explicando qué hay de cierto y qué no en cada uno de ellos.
Todas las vaginoplastias son iguales
Realidad: existen varias técnicas de vaginoplastia, como la vaginoplastia por inversión peneana, colovaginoplastia, peritoneo, vaginoplastia con injerto, vulvoplastia o vaginoplastia con profundidad cero. La elección de una u otra cirugía dependerá de las necesidades de cada persona trans que la solicita, de sus características y su historial médico. El equipo médico que realizará la cirugía debe conocer las diferentes técnicas para ofrecer a la mujer trans o persona no binaria que la solicita, la cirugía que mejor se adapta a cada caso.
Así, generalizar lleva a pensar que todas las experiencias son idénticas, cuando en realidad la elección depende de las características de cada persona y de sus objetivos.
La faloplastia siempre es mejor que la metaidoplastia (o al revés)
Realidad: no existe una técnica “mejor” de forma universal. La faloplastia permite crear un falo de mayor tamaño, con opción de implantar prótesis para penetración, pero es una cirugía compleja. La metaidoplastia, en cambio, utiliza el clítoris hipertrofiado por la testosterona, ofreciendo resultados más discretos y una recuperación generalmente más sencilla. La elección depende de lo que cada persona priorice: estética, funcionalidad, número de cirugías o cicatrices. Y de lo que el equipo médico pueda aconsejar en cada caso.
Con la hormonación se consigue lo mismo que con la cirugía
Realidad: las hormonas producen cambios muy significativos: redistribuyen la grasa corporal, modifican la piel, la voz y el vello. Sin embargo, no sustituyen a la cirugía cuando se busca modificar estructuras óseas (como la frente o la mandíbula), el tamaño torácico, la forma de los genitales o el volumen mamario (al menos no de manera sustancial). La hormonación y la cirugía son procesos complementarios, pero no equivalentes. Esto no significa que todas las personas trans deban pasar por ambos. De hecho, muchas deciden no pasar por ninguno viviendo su identidad de género sin hormonación feminizante, hormonación masculinizante, tratamientos ni cirugía.
La feminización facial cambia por completo tu identidad
Realidad: la cirugía de feminización facial no “transforma” a alguien en otra persona distinta. Su objetivo es armonizar las facciones y suavizar aquellos rasgos más asociados a facciones típicamente masculinas (frente, mandíbula, nariz, nuez de Adán). Lejos de borrar la identidad, se busca que el rostro refleje de manera más fiel la identidad de género con la que la persona se identifica, respetando siempre la base única de cada rostro.
La recuperación es rápida y sin complicaciones
Realidad: cada cirugía tiene sus propios tiempos de recuperación. Una vaginoplastia, por ejemplo, requiere de varios días de ingreso hospitalario y semanas de reposo relativo, además de las dilataciones posteriores. Una faloplastia puede implicar varias fases quirúrgicas. La faloplastia en sí, la colocación de las prótesis testiculares o la prótesis peneana, por ejemplo. O una feminización facial puede conllevar varias cirugías o tratamientos e inflamación durante semanas. Hablar de recuperaciones “rápidas y perfectas” es un reclamo poco realista. Lo más importante es prepararse para un proceso gradual, tener expectativas realistas y contar con un entorno que nos apoye.
Cualquier cirujano puede realizar cirugía de género
Realidad: la cirugía de afirmación de género es un campo altamente especializado. No basta con tener la especialidad de cirugía plástica, ginecología o urología. Se requiere formación específica, experiencia continuada y un equipo multidisciplinar. Elegir un centro sin esta especialización puede aumentar los riesgos y comprometer los resultados.
El aumento de pecho en mujeres trans es igual que el de mujeres cis
Realidad: aunque la técnica de colocación de implantes pueda parecer similar, el aumento mamario en mujeres trans es distinto al de mujeres cis. Esto se debe a que la anatomía de partida no es la misma: la caja torácica suele ser más ancha, la distancia entre el pezón y la clavícula mayor y la piel puede ser más firme. Todo ello influye en la elección del tamaño, el tipo de prótesis y la vía de abordaje. Por eso es fundamental acudir a un cirujano con experiencia específica en mujeres trans, capaz de lograr un resultado natural y armónico.
Todas las mastectomías son iguales y dejan las mismas cicatrices
Realidad: no existe una única técnica de mastectomía para hombres trans. El tipo de incisión depende del tamaño y la forma del pecho, así como de la elasticidad de la piel. Algunos pacientes se benefician de técnicas con incisiones mínimas alrededor de la areola, mientras que otros requieren incisiones horizontales bajo el pectoral. Esto significa que las cicatrices de la mastectomía varían en extensión y visibilidad, y deben ser explicadas de manera individualizada antes de la cirugía.
La profundidad vaginal depende solo de la pericia del cirujano
Realidad: la habilidad quirúrgica es muy importante, pero no es el único factor. La profundidad vaginal también depende de la anatomía de cada persona, del tejido disponible y de la técnica elegida. De hecho, la cantidad de piel peneana puede marcar la técnica de vaginoplastia escogida, así como los resultados finales. Por ello conocer todas las técnicas de vaginoplastia y saber en qué casos es más adecuado una u otra para conseguir una buena profundidad vaginal es muy importante.
La estética vaginal depende solo de la técnica utilizada
Realidad: además de la técnica, la estética de la vulva tras una vaginoplastia ( es decir, el diseño y la construcción de los labios menores, del clítoris y de un capuchón que cubre éste último) ,depende de la cantidad y calidad de tejido disponible, como la piel de la uretra o el escroto, que se utilizan para conformar labios mayores y menores. Esto explica por qué los resultados son diferentes de una persona a otra, incluso con el mismo procedimiento quirúrgico.
Una vez te dan el alta del hospital, ya no es necesario un seguimiento médico
Realidad: el alta hospitalaria es solo el inicio de la recuperación. Tras una cirugía de afirmación de género es necesario un seguimiento médico continuado, que incluye revisiones postoperatorias, control de cicatrices, evaluación funcional y, en el caso de la vaginoplastia, supervisión de las dilataciones. El acompañamiento médico a medio y largo plazo, es clave para garantizar una buena evolución y resolver cualquier complicación a tiempo. Por ello, puede ser contraproducente operarse fuera de nuestro país si no nos aseguran un buen seguimiento médico posterior.
Las dilataciones no son necesarias o sólo durante las primeras semanas
Las dilataciones son un pilar fundamental del postoperatorio de la vaginoplastia. No se limitan a las primeras semanas: deben mantenerse de manera continuada durante meses, e incluso de por vida, dependiendo de la actividad sexual y de la evolución individual. Abandonar las dilataciones demasiado pronto puede provocar una pérdida de profundidad o un estrechamiento del canal vaginal. Por ello es tan importante el seguimiento médico de la evolución de la cirugía.
Estos son algunos de los mitos sobre cirugías trans más habituales pero existen muchos otros. Estas falsas ideas pueden crear falsas expectativas o miedo entre las personas que están pensando en una cirugía de género. La única manera de desmontarlos es buscar información veraz de fuentes fiables y preguntar todas las dudas antes de tomar la decisión.
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En IM GENDER trabajamos para ofrecer información clara, veraz y contrastada, acompañando a cada persona en su proceso con profesionalidad, sensibilidad y responsabilidad.